Las frutas deshidratadas son un excelente recurso nutricional, sobre todo para las personas que buscan perder peso y par las personas que realizan mucho ejercicio, esto porque aumentan los niveles de leptina (la hormona que inhibe el hambre) y apartan grandes nutrientes.
El proceso de deshidratación consiste en la eliminación total o parcial del agua y humedad, para así evitar la proliferación microbiana y conservan la mayor cantidad de propiedades de la fruta. El porcentaje de agua en las frutas varía entre el 80 y el 90%. Una fruta deshidratada, en cambio, contiene menos del 2.5% de agua.
Sabías que una ración (25 g) de fruta deshidratada aportan la misma cantidad de calorías que una fruta mediana o grande concentrando sus propiedades nutricionales en esa pequeña cantidad. Además de que se eleva la cantidad de vitaminas y minerales: la concentración de potasio, magnesio, calcio, hierro, provitamina A, E, B1, B2 y B3 es de 3 a 5 veces mayor a las frutas frescas.
Una de las mayores ventajas de consumir fruta deshidratada es que con ellas evitamos el estreñimiento, debido a su aporte elevado de fibra soluble (celulosa). Las de mayor contenido son las ciruelas y los dátiles. Las ciruelas pasas contienen además sorbitol. Estas sustancias estimulan la actividad del colon, favoreciendo la evacuación intestinal y combatiendo la constipación.