¡Qué fácil puede ser hablar de amor propio y qué difícil es cultivarlo! Es muy fácil pasar del amor propio a exigirnos demasiado, del amor propio al egoísmo, del amor propio al eterno intento de cambiarnos, del amor propio a obsesionarnos con el cuerpo… en fin. No podemos quitar el dedo del renglón y debemos revisar constantemente si las prácticas a través de las cuales canalizamos el amor propio y autoestima nos están realmente haciendo bien. Nunca va a ser perfecto, pero siempre hay cosas nuevas que puedes probar para ver qué tal te funcionan. Hoy queremos darte 4 tips que puedes poner en práctica para regalarte bienestar real, de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro.
¡Tu vas primero!
Consiéntete mucho. Cuando tienes amor propio no necesitas ganarte ese momento para ti, no tiene que ser el día más productivo del año para que te regales un baño relajante o una rutina de cuidado de la piel. Consiéntete todos los días, por el simple hecho de que quieres manifestarte amor, celebrar tu vida y a la persona que eres. Una buena sesión de autocuidado, la receta que tanto te gusta o un momento a solas contigo.
Te recomendamos convertir la hora del baño en un ritual: elige jabones, shampoos y acondicionadores que tengan olores que te encanten y disfruta cada segundo en la regadera. Cuando tengas un poquito más de tiempo, puedes prender velitas y tomar tu bebida favorita y comerte ese snack que tanto te gusta a solas, pasando tiempo contigo. Es súper importante que agendes este tiempo como agendas momentos para otras personas.
Reduce el estrés
En una sociedad obsesionada con la productividad y la perfección es difícil no caer en las garras del estrés. Es más: muchísima gente ya se acostumbró a tenerlo metido de cajón en su vida. Y la realidad es que, aunque no nos demos cuenta, nos hace muchísimo daño emocional, mental y físico. Sin embargo, hay circunstancias que simplemente nos exceden y cuyo efecto estresante no podemos evitar del todo. La buena noticia es que sí lo podemos combatir.
La naturaleza nos regaló la ashwagandha, un adaptógeno que ayuda a nuestro cuerpo a sentirse bien y se ha usado durante mucho tiempo en la medicina ayurvédica. Esta raíz la puedes consumir con tus smoothies, jugos o tés. Por otro lado, un chocolatito con un alto porcentaje de cacao puede caerte muy bien, porque promueve la producción de endorfinas (para levantar el ánimo) y a la vez aporta muchos antioxidantes. También puedes comer lentejas; pues hay recetas de sopa riquísimas que además son reconfortantes (saben a hogar) y aportan magnesio, un mineral que, cuando falta en el cuerpo, se asocia con un mayor nivel de estrés.
Duerme mejor
Las ocho horas son sagradas y esto ya lo sabes. Dormir bien es salud y dormir mal significa entrar en un círculo vicioso en el que perjudicas tu bienestar de muchas maneras: no permites que tu cuerpo se recupere, amaneces con cansancio y probablemente mal humor, no logras ser productivo y entonces no te permites descanso… y así hasta el infinito. No dormir ocho horas desata una cadena de daños en tu vida. Pero sabemos que no siempre es fácil y por eso te recomendamos algunas infusiones para lograrlo.
Las flores de lavanda son un clásico por una sencilla razón: sirven muy bien. Prepara un té un par de horas antes de ir a la cama. Otras bebidas que pueden servirte muy bien son té de manzanilla, una taza de golden milk o té de jazmín. Pero es súper importante que no te lo tomes justo antes de ir a la cama (porque probablemente te den ganas de ir al baño) y que te fijes en cuánto tiempo pasa desde que tomas tu té hasta que el sueño llega. Así podrás disfrutar de una buena rutina de descanso.
Haz ejercicio
Mover tu cuerpo es celebrarlo. Antes, durante o después de tu rutina, regálate unos minutos para agradecer las capacidades de tu cuerpo y aceptar sus limitaciones. El ejercicio es salud y una forma de decirnos que nos queremos. Tómate el tiempo de reconocer los motivos por los cuales haces ejercicio y pregúntate si, entre esos motivos, está el amor propio. Si sí, nos da mucho gusto. Y si no, intenta incluirlo en la lista (aunque no es fácil).
Para poder moverse, tu cuerpo necesita energía y la energía viene de lo que comemos. Los frutos secos son un puñito de gasolina para hacer ejercicio. Procura consumir cantidades de comida moderadas pero llenas de energía para no hacer ejercicio con sensación de pesadez.
¡Quiérete mucho! (Aunque el camino del amor propio puede complicarse a veces, te lo mereces). Relájate, descansa, apapáchate, consiéntete y muévete. Todas estas actividades cuentan como amor propio si así lo decides.